La Dolce Vita

Cuando me dijeron que tenía cáncer de mama recuerdo perfectamente como a mi alrededor todo pareció hundirse. Mis padres, mi tía Chus y mi hermana Elena se quedaron paralizados, mis amigos tenían un nudo en la garganta y no sabían que decirme. Recuerdo como Esme me llamó y le dije: ‘’Pues nada que ya tengo algo en común con Kylie Minogue’’ y no supo cómo reaccionar ante tal frase, pero mejor comunicarlo sonriendo que llorando. Por eso luego nos fumamos unos cigarros y nos fuimos a tomarnos unas cañas, porque sabía que la vida no iba a dejarme tirada y simplemente me estaba diciendo: ‘’¡Tía espabila!’’ Yo quise, por un momento no creer en lo que me estaba pasando, de hecho me ha costado ser consciente de ello, porque conocer la muerte tan de cerca da bastante miedo y porque es cambiar de una forma tan radical, que no puedes creer que te haya tocado a ti.

 Tenía 25 años y me sentía con ganas de comerme el mundo, aunque me encontraba perdida, pero, ¿quién no puede encontrarse perdido en la vida? Yo estaba en un momento de búsqueda y parece que el destino me planteó un reto; un reto vital en el que cambiaron muchas cosas y muchos sentimientos, pero si me haces decirte cuales son mis emociones y mis sentimientos ahora, te diría que en este tiempo he aprendido tanto que no cambiaría ni un segundo. He aprendido a valorar y a querer, como también a dar las gracias y sonreír, a ser una luchadora constante y vivir en mi presente, dejando atrás el miedo  y el horror, sentirse pequeño y mirarse al espejo como un fracaso.

Después de nueve duros ciclos, de quedarme sin pelo, sin color en la piel, me extirparon también el pecho derecho, que dicen que es el de la rabia, cosa que siempre he tenido por cosas mías, por eso a veces, no me entiendo ni yo misma cuando escribo. Por ello hoy que vuelvo a escribir quiero llegaros cerca y explicaros que después de todo la vida son etapas y hay que aceptarlas y aprender de ellas porque el universo es sabio y, poco a poco, conociendo su forma de trabajo, me he dado cuenta de lo fácil que es levantarse cada día sintiendo felicidad porque lo que hoy construyes, se materializará mañana. Me he prometido a mi misma cumplir mi proyecto de vida y curarme sobre todo, porque más allá de todo amo a la vida, y cuanto más amas más amor recibes.

La vida…

La dolce vita…

La dulce forma de volver a contaros que sigo aquí soñando y trabajando con las maravillosas letras que son corazón y fuerza de la presente.

Gracias

9 comentarios:

  1. Sólo puedo decir, sin palabras! Eres un ejemplo a seguir. Un saludo!

    ResponderEliminar
  2. Ufff, Natalia, no nos dejes más tiempo con el silencio. Ánimo, campeona.

    ResponderEliminar
  3. Hola Natalia, podría firmar este post como mío. Nos despertamos a la VIDA con un jarro de agua fría, pero lo importante es disfrutar de las nuevas versiones de nosotras que este bache nos ha dado. Un beso guapa! Encantada de conocer a otra oncobloger con ganas de ponerle sonrisa al cáncer.

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar