Un Mándala del Corazón

Habrán oído ustedes algo sobre esos dibujos llamados mándalas, en los que uno pasa el tiempo dibujando y coloreando sin pensar en nada más que en el momento presente. Quizá uno es menos consciente del tiempo y se centre en el momento presente dándole forma al ser y al sentimiento que las emociones se expresan a través de ellos. 

Es una forma de meditación utilizada en el budismo e hinduismo para liberar la espiritualidad. La mente se vacía, sólo priman los colores, y parece como que se construye un lazo entre el cuerpo y la mente, algo así como un amor infinito, que nos hace navegar en un mar de descanso, ayudándonos a ser conscientes de nosotros mismos.

Descubrí los mándalas cuando mi mente comenzó a abrirse y dejar paso a las nuevas ideas que podían ayudarme en el camino de la curación. Así es como yo llamo a mi camino personal con proyecto incluido, pues cuando el cuerpo sufre es porque la mente también  lo hace. Llevaba desde el principio dejando sangrar el cuerpo y el alma, pero nunca utilicé el don que una enfermedad así puede darte para constituirte y hacerte no sólo más fuerte, sino más sabio.

Los mándalas me ayudaron a sentarme y meditar, a dibujar mis emociones, a sonreír porque me recordaba, en algunos momentos, en esa fase infantil donde los colores y los dibujos despuntan nuestras ideas creativas y nos enseñan, de una manera infantil e inocente, qué es lo que vemos y sentimos sin tapujos, desnudos ante la vida; porque así es como se dibuja un mándala, y quizá cualquier cosa que hagamos en este mundo sea así como debería hacerse; desnudo ante el universo, dejando entrar ese algo que llevamos dentro en la energía que gira a nuestro alrededor para ser un poco más o simplemente ser.

 Por ello me encanta hablar de amor, que quizá sea la palabra más bonita del mundo. Por ello es cuestión de fe el que un enfermo de cáncer  se cure, porque ustedes saben que esto es posible. Recuerden aquello de ‘’si das amor lo recibirás triplicado’’, y esto es una ley universal que no dicen las religiones, lo dice todo lo que nos rodea y sino observen un poco a su alrededor, porque entre tanto odio e ira televisiva, siempre hay una sonrisa cautivadora, una flor que te embelesa, una canción que te cautiva, un algo que se pega a ti, porque así es el mundo, un algo que eres tú;

Un mándala del corazón…

La Dolce Vita

Cuando me dijeron que tenía cáncer de mama recuerdo perfectamente como a mi alrededor todo pareció hundirse. Mis padres, mi tía Chus y mi hermana Elena se quedaron paralizados, mis amigos tenían un nudo en la garganta y no sabían que decirme. Recuerdo como Esme me llamó y le dije: ‘’Pues nada que ya tengo algo en común con Kylie Minogue’’ y no supo cómo reaccionar ante tal frase, pero mejor comunicarlo sonriendo que llorando. Por eso luego nos fumamos unos cigarros y nos fuimos a tomarnos unas cañas, porque sabía que la vida no iba a dejarme tirada y simplemente me estaba diciendo: ‘’¡Tía espabila!’’ Yo quise, por un momento no creer en lo que me estaba pasando, de hecho me ha costado ser consciente de ello, porque conocer la muerte tan de cerca da bastante miedo y porque es cambiar de una forma tan radical, que no puedes creer que te haya tocado a ti.

 Tenía 25 años y me sentía con ganas de comerme el mundo, aunque me encontraba perdida, pero, ¿quién no puede encontrarse perdido en la vida? Yo estaba en un momento de búsqueda y parece que el destino me planteó un reto; un reto vital en el que cambiaron muchas cosas y muchos sentimientos, pero si me haces decirte cuales son mis emociones y mis sentimientos ahora, te diría que en este tiempo he aprendido tanto que no cambiaría ni un segundo. He aprendido a valorar y a querer, como también a dar las gracias y sonreír, a ser una luchadora constante y vivir en mi presente, dejando atrás el miedo  y el horror, sentirse pequeño y mirarse al espejo como un fracaso.

Después de nueve duros ciclos, de quedarme sin pelo, sin color en la piel, me extirparon también el pecho derecho, que dicen que es el de la rabia, cosa que siempre he tenido por cosas mías, por eso a veces, no me entiendo ni yo misma cuando escribo. Por ello hoy que vuelvo a escribir quiero llegaros cerca y explicaros que después de todo la vida son etapas y hay que aceptarlas y aprender de ellas porque el universo es sabio y, poco a poco, conociendo su forma de trabajo, me he dado cuenta de lo fácil que es levantarse cada día sintiendo felicidad porque lo que hoy construyes, se materializará mañana. Me he prometido a mi misma cumplir mi proyecto de vida y curarme sobre todo, porque más allá de todo amo a la vida, y cuanto más amas más amor recibes.

La vida…

La dolce vita…

La dulce forma de volver a contaros que sigo aquí soñando y trabajando con las maravillosas letras que son corazón y fuerza de la presente.

Gracias

Espartanos, ¿cuál es vuestro oficio?



En la arena se olía la sangre y se sentía la guerra que duerme el alma de los caballeros feroces que yacen sin vida allí donde la libertad gritaba en los espíritus que no pudieron ser arrebatados por el poder y el odio. La madre tierra no premia a los corazones que rompen el pacto entre los humanos y el procrear de la naturaleza, pero allí, en aquel instante, se supo que la sangre significaba algo más que la violencia y el sufrimiento de la muerte, porque ella forma parte del ciclo de la vida.

Hace apenas unos días me adentré en la arena vestida de carne y cerré los ojos. Imaginé que llevaba un escudo una lanza, soñé que mis músculos eran libres en aquel acantilado y observé como un semidiós quería quitarme la libertad y la vida para someterme a un yugo maldito de pareceres. La ira, la ambición, el concepto del poder y la sumisión.
¿Qué hacer para ser un guerrero del sol? ¿Qué es más importante que un corazón caliente que muerde otro alma sin paso firme? Firmaron los seguidores de Jerjes un simple papel donde yo vi que no había más que una mentira llena de células entrometidas que se escondían en las sombras como los demonios que sólo buscan que caigamos en el apocalíptico fin de algo que está vivo.

La batalla es toda una lucha entre la vida y la muerte, una presión en la nuca, donde el viento trae olor a sangre mutilada en las Termópilas.

Allí mi piel tenía un cenizo y oscuro color lleno de marcas de pelea, una cabellera y unos ojos tóxicos y fijos, sedientos de fe y esperanza, nunca de esa venganza que buscan los hombres sin espíritu. Cuando sentí la unión delas voces griegas, cuando vi de cerca las heridas y como hasta las mujeres empuñaban lanzas y gritaban bajo la lluvia, sentí el paso lento pero ensordecedor de la victoria de la tierra y el universo sobre la ambición de estos falsos dioses.

Miraba de frente como miraban todos, me decía: ‘’No entrarás ni en mi cuerpo ni en mi mente. Los héroes son más que una espada forjada y bendecida en el Olimpo. Somos más que seres de luz, combatimos en la sombra y le damos sentido a los libros de historia, pero también calentamos la creatividad y el dilatar de la batalla contra el mal’’

Desde la butaca de un cine yo me sentí una espartana desde mi espíritu guerrero. Sentía esas ansias de libertad y me veía con esa piel color ceniza dibujada en libros de historia, o narrada en aventuras, o plasmada en cómics, como los 300.

Sentí como soy una valiente guerrera sin ego, con respeto supremo al contrario con el que lucho desnuda y cuerpo a cuerpo, con el que convivo y describo, al que amo y acepto tal y como es, y le tengo el valor mirarle fijamente desde cualquier sitio. Él habita en la sombra puesto que vive escondido, mientras yo expreso mi palabra poseída por luces que se entrometen en su plan mortal, y así los dos mantenemos la esperanzada respuesta de quién vencerá la batalla.
Ellos son 300 y conmigo 301.

Mi oficio en la aventura del cáncer sólo es una.


AU AU AU

Querido papá


La inspiración de un pequeño segundo la encontré en tu miranda, en''ese amigo que me dio la vida'' una bonita frase que escuché una vez de tu mano en aquel disco que compraste de Alejandro Sanz. Así callado y tantas veces despistado, me gustas mucho más, como me gustas cuando cuentas tus historias de repente. Historias de esas que te muerden el corazón, porque son pequeñas y tuyas, de cuando eras más joven y menos gordito, pero a mi me gustas así.

Me recuerdas que hay muchas historias que tienen mucho que decir.

Existen muchas frases que podemos pronunciar en un segundo y apoyarnos en manos que son también nuestras manos. Yo se que aunque eres un poco serio, piensas mucho en mi, porque ser padre es igual que ser madre, igual de intenso, aunque no lleves un ser dentro durante nueve meses, pero si algo he aprendido en esta vida es que el amor es intenso y huele a chocolate, el mismo chocolate que tantas veces paladeas y es como un paraíso tuyo.

La vida, que es esa cosa que moldeamos, gira siempre en presente y se convierte en una preciosa cosa con la que jugar cada día a la par que moldear para darle aún más color, porque cansarse de pertenecer a un todo para un espíritu de pájaro es como los libros que te marcan al leer y hasta tres veces yo te leería y quizá también me pararía de nuevo a escuchar contigo esa canción de...''con tu sonrisa de medio lao' ¿cuántos te quiero te habrás callo'?''

No importa, a mi me basta con saber que mi padre existe y siempre está donde fluye más caliente, que es donde mora el corazón que tengo y el alma inmortal del mundo de las ideas del sabio Platón, porque sea en la época más clásica de la historia donde las epopeyas suenan a belleza ancestral, o en la modernidad de un Támesis con un té en tu sonrisa, o una cena en la Enoteca en el centro de Trastevere, yo se que tú y ''tu sonrisa de medio lao'' me ayudarán en el camino.

El cáncer es la experiencia más intensa que he tenido papá y no se si será mi primer libro para que así me leas con tu cigarro sentado bañado por el sol de la mañana. Se que esta experiencia es contigo y por ello no podía pasar de largo el darte un trozo más intenso de mí para que intensamente sigamos compartiendo más trozos del camino a la curación.

Recuerda que soy la capitana de este barco, así que mi querido papá pirata gritemos juntos al aire que respiramos:


                                                                         ¡VIENTO EN POPA A TODA VELA!


Más alto que nosotros sólo el cielo



’Sabía que llegaría ese día cuando los planetas se alinearan y le bailaran con aquellas mismas notas con las que bailaba cuando tenía los ojos huesudos de mirarle’’

Esto vino así, sin más, cuando llegaba el silencio del no saber que más contarle al pensamiento y a la persona de al lado. En ese momento, sólo me apetecía escribir en un papel mental esta historia, escuchando una canción que me recordaba las ganas de ‘’querer, así como entera; y morderte el cuello y el oído’’

Aquella historia la inventé, porque antes de quedarme dormida en la sala de hospital, había pájaros volando en el cielo y una fe tranquila y muy de ‘’enamórate del momento’’. Prefería sentir la creatividad y sentir la luz del sol curándome la piel y la sonrisa apaciguada del haber dejado de sentir ira por sentir amor, y por comprender lo que un cáncer puede hacer por tí.

No pasa nada sonreír en un lugar así, entre triste y olvidado, porque existen lugares más lúgubres y porque es bonito imaginar que el protagonismo del peso lo lleva una canción de Bunbury, y lo lleva una voz que es suya que cuando la mueve te besa, y te droga de algo más que te hace feliz; y no importa si nadie te entiende porque sabe a instante de vida y porque lo entenderá el que vive en comunión con esa vida.

‘’Esta es la historia de un vaquero sentado en un árbol secando su sudor y su arena de la cara, con aquel cabello ensortijado y aquella forma de mirar a ojos huesudos que se muere por engordar el corazón’’
Me gustaba la historia porque tenía esa cosa como dramática, y hablaba de un vaquero y de unos ojos huesudos que querían así como decir muchas cosas bellas:

‘’ ¡Demasiado tiempo en esa condición qué pronto fue que se hizo tarde! Si predecimos lo siguiente más probable y cambiamos las gafas de color…’’ seguramente veríamos como tenemos cosas que contarnos de más o contarnos a penas cosas cotidianas, pero siempre en ese precioso punto con mis ojos huesudos y tus rizos ensortijados.

Y en ese momento no vale más que decir:

‘’Más alto que nosotros sólo el cielo’’

Y vi como sonreía con ese sombrero y me recordaba a todas esas canciones que me habían dado tantas veces la vuelta al corazón y le había imaginado de la mano con ese sombrero cantando a ojos huesudos, que llevaba un vestido esta vez desgastado de perseguirle esos ojos que la querían mucho más de lo que la quiso ayer.

‘’Nunca pensaste que los sueños demandarían tanto de los dos. Para sacarlos de su área de confort cualquier propuesta desmerece consideración’’. Porque cualquier propuesta seguramente no sea válida para salvarte de las cosas que te oprimen, esos sin perdón que no te deja de poder y de sentir y de apelar al cielo, si te apetece apelarlo, en el momento de la tregua de un valiente.

Y todo porque ojitos huesudos empieza a engordar, y a sentir, y empieza a abrazar el sol, y el vaquero de cabello ensortijado le abraza y le susurra al oído:

‘’Más alto que nosotros sólo el cielo’’

Guardando ases en la manga, mientras el presente se pega el festín de regalar un sol lleno de cosas que observar, y de aviones que coger, y de caminos que andar y de…¡necesito pararme a imaginar cómo será mirarte por primera ver con los ojos gorditos, ‘’porque no han visto nada todavía aún, lo mejor espera a la vuelta de la esquina!’’

Espero que al despertar me acuerde de estas cosas y de ti, vaquero que escribes relindas canciones para hacernos caminar y no morder el polvo, y no estrujar el corazón, sino esperar con esa paciencia y esas ganas constantes de meterme en tu cama, y tocarte los rizos.

‘’Y hay muchas cosas que preferirían no saber de ti y de mí, de ti y de mí, de ti y de mi’’ porque así somos más de todo y más de una vida, un misterio y una locura, que puede esconderse y ser natural, y puede despertarme el corazón del hospital palpitando sin cáncer o con él vencido por luchar con el tesón de un valiente de los de la época clásica, cuando se perdían batallas y se ganaban guerras.

‘’Más alto que nosotros sólo el cielo’’

‘’Más alto que nosotros sólo el cielo’’


(El mérito de este escrito se lo debo a la canción del nuevo disco ‘’Palosanto’’ de Bunbury,llamada de la misma forma que el título del texto. Me pareció una canción magnífica para hablar de cosas del corazón en una tarde de hospital, donde sin querer me di cuenta que podía curarme del mal del enfadarse con todo alrededor, simplemente por culpar a los demás, culpar porque sí, culpar y sólo culpar. Me di cuenta que perdonando aquello que llevaba escondido en el corazón, podría resolver una gran parte de mí y así fue. Por ello le doy las gracias a dicha canción y a su autor, y sobre todo a la vida que otra vez me hizo comprender. Para ustedes siempre.)


El Barrio de Santa Cruz


'' [...] España, el sur, la vieja cultura de la Europa mediterránea,
Sólo podían intuirse desde lugares como aquél. 
Sevilla era una superposición de historias,
De vínculos imposibles de explicar unos sin otros.
Rosario de tiempo, y sangre,
Y rezos en lenguas diferentes bajo un cielo azul
Y un sol sabio que todo lo igualaba en el transcurso de los siglos.
Piedras supervivientes a las que aún era posible oír hablar.
Bastaba olvidarse un momento de las cámaras de vídeo,
Las postales, los autocares cargados de turistas
Y jovencitas impertinentes,
Y acercar el oído a ellas, escuchando." Arturo Pérez Reverte; La Piel del tambor.


El corazón que Sevilla pisa guarda para siempre el olor a la maravilla de una tarde en el Parque de María Luisa, y se enreda; porque en Sevilla te enredas y te enamoras de lunares y con lunares, porque Sevilla respira y desde un agujerito alguien mira y protege, y no sé si llamarle Dios o llamarle Santo Padre o Madre, no sé si con dueño o sin dueño, pero ella está claro que ya existía más allá del Bing Bang y de las teoría científicas de los que no saben que ‘’to’’ se inventa con unas castañuelas de madera, allí, en Sevilla.

A mí es que me llevaron a Sevilla un diciembre hace unos cuantos años cuando no sabía que Sevilla había sido aquella reina mora de los cuentos de ‘’Las mil y una noche’’ y otros escondidos en pergaminos y tatuados en manos gitanas que huelen a naranja y a naturaleza viva. 

Llegué y vi La Torre del Oro y de oro se sintieron los clavos de Cristo cuando lo clavaron en el Monte de los Olivos; porque Sevilla era ya un ‘’verbo’’ y una bulería de ríos, y era morir y nacer sabiendo que elegida era por algo que tenía de ojos verdes, y negros, y de faldas de…

Tuve un sueño en Sevilla que se llamaba  ‘’El Barrio de Santa Cruz’’, y descubrí años atrás que si uno muere como torero debe llorarle a la Macarena para que la luz del cielo le ampare y le dé cobijo junto al redentor, y lunares, lunares y lunares; y nubes que saben a ''pringaitas'' con esa Catedral que cura la emoción y cura el alma del peregrino que se enfada de amarla y no poder corresponder un amor así, tan grande…Puñales pa el que lo vive.

Yo, señores, es que me pongo muy gitana cuando pienso en mi cabeza sin pelo y mis ojos envenenados de vida bañada en cáncer. Pero no me importó decirle al aire sevillano ‘’Maestra y madre aquí vengo a rezarte que tengo las venas ‘’envenenás’’ de un cáncer de mama, pero contigo en mi vida, ahora que te veo, me embeleso más de la vida y del arte’’

De Sevilla en coche de caballos y de flores, y esa Plaza de España y ese Madrid en el corazón en la plaza, y esa vida, y esos amigos y ese río y ese llorar porque emociona lo bonita que eres. Y Triana que…podría escribir poesías mudas y quedarme con la de ‘’si te dejas besar, que el beso sea en el Guadalquivir con unos ojos sevillanos y un capote’’.

Entonces me quedé dormida con aquella caló sevillana y con aquel caos de cuentos de moros, cristianos, toreros, capotes, gitanas, ferias y vestíos de lunares; y ni cáncer puedo con querer verme en ese patio en ‘’El Barrio de Santa Cruz’’ donde dicen que viven brujas que leen manos y adivinan futuros inciertos, y se esconden los sueños de los amantes y se esconde el alma de Natalia que aquella tarde se enamoró de la ciudad más bonita del alma de un corazón errante; que es mío, porque es mío, pero allí,

Allí que me dejé un cachito,
Pa volverte a ver,
Perderme,
Creer en Dios,
(Si me hace falta Sevilla),

Porque, a veces cuando levantas el vuelo y el cielo es tan azul como el de Sevilla y la gente tan así, y mi amigo Jose que huele a Sevilla y canta cuando habla…

Así uno no se puede aguantar ser feliz ‘’compare’’, así es que vences a los cánceres y a la muerte le asustas, y te teme, y;

Todo porque una noche,
Una tarde;
Un día,
Segundos,

Que me quedé dormida en ‘’El Barrio de Santa Cruz’’

Vestía de gitana rosa y de lunares.

(Pa mi querida Sevilla y mi fin de quimioterapia hace ya dos años paseando por sus calles)


Los ojos cristalinos




-¿Por qué cierras los ojos? Al otro lado hay un sol espléndido, aunque no lo veas la luz entra por la ventana.

-Sí, noto la luz, pero me sabe un poco mal la boca, quisiera darte un beso pero así con este sabor me duele un poco mirarte y no poder sentir tus besos.

-Aunque no tuvieras nada en el mundo más que carne seguirías siendo preciosa, aunque fueras arena, aunque fueras aguas, ¿te acuerdas de cuando jugábamos juntas en la playa?

Sí es verdad, debería acordarme de todos esos momentos empapada sin  pensar en la espalda del océano, y el olor a mar. Aquí sentada puede que me pese la muñeca y empiecen a cristalizarse mis ojos, pero hay tantas cosas que quiero contarte aún. Quiero contarte cuando me vendía al viento por cosas como que me regalaran una mirada y ahora puedo tener las que quiera para mí.

-Me gusta mucho pasar el tiempo contigo mamá y que cuando me pongan la quimioterapia me hagas cosquillas en la mano. ¿Ves? Ya no cierro los ojos porque tienes razón hay una luz espléndida.

-Y a mi contigo hija, hasta cuando me gritas y te enfadas conmigo.

-Ha tenido que llegar el cáncer y sentarme en esta silla a pensar para darme cuenta de lo importante que es que haya alguien así contigo, porque una madre quiere sin pensarlo y es de las cosas de dar gracias todas las mañanas.


Son horas de un proceso que duele un poco, donde salen llagas y el corazón se queda un poco triste y abatido; también duelen un poco las venas porque esas bolsas están frías, pero con ella es más fácil, porque es ella.

Con un simple tumor en el cerebro


Tengo la cabeza llena de locuras eternas,
Las mismas que plasman los cuadros del Dalí parisino
Con bigotes inventados en un sueño,
Donde mujeres sin forma
Toreaban a toreros morenos,
Muy del sur de Málaga,
Y lo llamaban las amantes,
Picasso a ratos,
Pablo,
Un nombre muy español,
Muy noble, muy de colores distintos,
Como la vida y la otra;
Que se violenta en una palabra
Y comete un homicidio con la siguiente,
Porque es dadaísta;
(Digo, perdida en un circo de pulgas),
Un poco,
Triste
Porque me reviento entre amantes lesbianos,
Que no me quieren sin el pecho,
¿Y qué más da si tengo otro en el corazón?
Y soy la Antología de un poeta borracho,
Pero genio;
Y soy el amor que buscas Borges,
Alborotado
En tus ingles y en tus poemas,
Y entre Galas con bastón,
Y Rayuelas y Lucías,
Que se han perdido,
Que se queja ahora el señorito Oliveira,
Que la ama en París, París, París;
¿Por qué no inventar un estilo que sólo
Entendamos algunos,
Donde Moro diga:
‘’Existe utopía,
Porque tú existes en mi’’;
O haya más Aleph visible que,
Escondido,
En las gafas de un tal,
Allen,
Que no sabe vivir
Sin sillones psicoanalíticos,
Te cuente que ya no hay héroes, ni bacanales,
Como violaciones entre dioses y humanos?
¿Qué pasa con los locos de la peste y del alma,
Que se encierran en libros que ven y no ven con
Las cosas de los ojos,
Que son cítricos críticos de la sinrazón,
Y sólo pintan cuadros raros,
A los pintores me refiero;
Y se poseen en bellas épocas,
Del Romanticismo pomposo,
A la piedra del camino que hizo un Coliseo,
Derramó sangre impura,
O impura,
Y emperadores y,
Se desgarra un alma poseído
Y violado lentamente
Me apetece desgarrarme la cabeza
Y meterme la mano en el cerebro,
Desangrar esa membrana y escupirla por la boca,
Matar algo vivo aplastándolo con la lengua,
Comérmelo y vomitarlo por asqueroso y mezquino,
A la vez que me apetece amar lo desgraciado y doloroso
Por su forma abstracta,
Defecar en lo que más odio
Y hacerlo poesía,
Darle una vida nueva a la basura errante,
Y masturbarme bajo la luna
Con esa rabia,
Porque no existe la cordura
En este mundo de cuerdos,
¡Qué me desgarren el pecho de amor loco y
Qué me hagan olvidar el que no veo!,
Que no pienso,
Que tengo rabia, que es cierto que me comía mi cerebro,
Que no quiero seguir ninguna regla establecida
Y que me da igual inventarme un nuevo arte poético,
Fíjate lo que hago,
Con un simple tumor,
En el cerebro.


¡Qué curioso aquello de quererse a sí mismo!

 
¡Qué curioso aquello de quererse a sí mismo!

Porque cuando te quieres, les quieres a todos y sabes perdonar lo que nunca perdonaste y lo que no supieron ni grandes héroes en la historia hacer. Y de ahí se nos cae la maga Circe, que de tanto amor espinado como las rosas para defenderse, se detuvo en la muerte de una energía universal, y dejó que su desdichada rabia le mantuviera en la orilla vacía de un respirar sin más aire que el de una muerte apenas; ni siquiera digna. Y desde lo lejos le vio marchar, y ¡sí!, hablo de ese Eneas que no es más que tú diciendo adiós a lo que hay que dejar marchar, a lo que hay que perdonar y aprender de la vida que te dice y que te cuenta lo mucho que por delante tienes que contar. Pues le doy las gracias al mar aquel de sonrisas de la infancia donde leía todo esto y donde encontré el paso de un unicornio, y no os preocupéis porque sólo hablo de los sueños y hablo de cómo, a veces, el cáncer me ayuda a querer ser más de mí y de ti a la vez, para aprender juntos y así ayudarnos a respirar.

Cuando he sabido lo mucho que me quiero a mí misma, cuando he sido mi madre, mi hermana, mi abuela, mi tía, mi amiga, mi amante, mi profesora, mis mil cosas de ser…he aprendido un poco de algo que debería, quizá, haber ya aprendido, un algo así que te cuenta todo el mundo y parece que entre los ruidos y las cosas tan importantes que debemos hacer todos los días, se quedan pequeñas y olvidadas, más allá de las cajas de pandoras o de las cosas inexplicables que te encuentras de madrugada en los programas esos que nadie ve porque los echan muy tarde y siempre hay que madrugar en la misma hora.

Cuando abro los ojos y veo la plenitud de Roma, recuerdo la felicidad y recuerdo que llevo tatuado en la muñeca ‘’Parole’’ y os digo que después de mendigarle tanto amor a la materialidad quiero cuidar de ti y aprender también. Porque la vida y ‘’el quererse a uno mismo’’ son la misma cosa. Querernos hasta enamorarnos de cualquier pared y de cualquier cosa, admirarnos como extraños y como amigos, sentirnos orgullosos de nuestros triunfos como familia y amigos y perdonarnos, porque en ese cruce de miradas en donde nos libramos de los guisos químicos, les ayudamos a que limpien más rápido nuestras venas de lastres y dolores.

Llevo tres años caminando un cáncer de mama que se retuerce, me vuelve loca, a veces, me duele y me hace estar triste, pero siempre me brinda la oportunidad de hacer nuevos amigos, de deshacerme de lo que no importa, de haber aprendido lo mucho que nos queda por hacer y por limpiar de este mundo que se ha ensuciado un poco por ser egoístas. Al final es música y poesía y al final es arte y humildad, es naturaleza e ir donde sea sabiendo quien eres.


El cáncer es una enfermedad dura, desesperante, es injusta, pero es mi presente y el presente de muchos a los que les diré que nunca dejaré de admirar porque siempre tienen una sonrisa presente.