Querido papá


La inspiración de un pequeño segundo la encontré en tu miranda, en''ese amigo que me dio la vida'' una bonita frase que escuché una vez de tu mano en aquel disco que compraste de Alejandro Sanz. Así callado y tantas veces despistado, me gustas mucho más, como me gustas cuando cuentas tus historias de repente. Historias de esas que te muerden el corazón, porque son pequeñas y tuyas, de cuando eras más joven y menos gordito, pero a mi me gustas así.

Me recuerdas que hay muchas historias que tienen mucho que decir.

Existen muchas frases que podemos pronunciar en un segundo y apoyarnos en manos que son también nuestras manos. Yo se que aunque eres un poco serio, piensas mucho en mi, porque ser padre es igual que ser madre, igual de intenso, aunque no lleves un ser dentro durante nueve meses, pero si algo he aprendido en esta vida es que el amor es intenso y huele a chocolate, el mismo chocolate que tantas veces paladeas y es como un paraíso tuyo.

La vida, que es esa cosa que moldeamos, gira siempre en presente y se convierte en una preciosa cosa con la que jugar cada día a la par que moldear para darle aún más color, porque cansarse de pertenecer a un todo para un espíritu de pájaro es como los libros que te marcan al leer y hasta tres veces yo te leería y quizá también me pararía de nuevo a escuchar contigo esa canción de...''con tu sonrisa de medio lao' ¿cuántos te quiero te habrás callo'?''

No importa, a mi me basta con saber que mi padre existe y siempre está donde fluye más caliente, que es donde mora el corazón que tengo y el alma inmortal del mundo de las ideas del sabio Platón, porque sea en la época más clásica de la historia donde las epopeyas suenan a belleza ancestral, o en la modernidad de un Támesis con un té en tu sonrisa, o una cena en la Enoteca en el centro de Trastevere, yo se que tú y ''tu sonrisa de medio lao'' me ayudarán en el camino.

El cáncer es la experiencia más intensa que he tenido papá y no se si será mi primer libro para que así me leas con tu cigarro sentado bañado por el sol de la mañana. Se que esta experiencia es contigo y por ello no podía pasar de largo el darte un trozo más intenso de mí para que intensamente sigamos compartiendo más trozos del camino a la curación.

Recuerda que soy la capitana de este barco, así que mi querido papá pirata gritemos juntos al aire que respiramos:


                                                                         ¡VIENTO EN POPA A TODA VELA!


Más alto que nosotros sólo el cielo



’Sabía que llegaría ese día cuando los planetas se alinearan y le bailaran con aquellas mismas notas con las que bailaba cuando tenía los ojos huesudos de mirarle’’

Esto vino así, sin más, cuando llegaba el silencio del no saber que más contarle al pensamiento y a la persona de al lado. En ese momento, sólo me apetecía escribir en un papel mental esta historia, escuchando una canción que me recordaba las ganas de ‘’querer, así como entera; y morderte el cuello y el oído’’

Aquella historia la inventé, porque antes de quedarme dormida en la sala de hospital, había pájaros volando en el cielo y una fe tranquila y muy de ‘’enamórate del momento’’. Prefería sentir la creatividad y sentir la luz del sol curándome la piel y la sonrisa apaciguada del haber dejado de sentir ira por sentir amor, y por comprender lo que un cáncer puede hacer por tí.

No pasa nada sonreír en un lugar así, entre triste y olvidado, porque existen lugares más lúgubres y porque es bonito imaginar que el protagonismo del peso lo lleva una canción de Bunbury, y lo lleva una voz que es suya que cuando la mueve te besa, y te droga de algo más que te hace feliz; y no importa si nadie te entiende porque sabe a instante de vida y porque lo entenderá el que vive en comunión con esa vida.

‘’Esta es la historia de un vaquero sentado en un árbol secando su sudor y su arena de la cara, con aquel cabello ensortijado y aquella forma de mirar a ojos huesudos que se muere por engordar el corazón’’
Me gustaba la historia porque tenía esa cosa como dramática, y hablaba de un vaquero y de unos ojos huesudos que querían así como decir muchas cosas bellas:

‘’ ¡Demasiado tiempo en esa condición qué pronto fue que se hizo tarde! Si predecimos lo siguiente más probable y cambiamos las gafas de color…’’ seguramente veríamos como tenemos cosas que contarnos de más o contarnos a penas cosas cotidianas, pero siempre en ese precioso punto con mis ojos huesudos y tus rizos ensortijados.

Y en ese momento no vale más que decir:

‘’Más alto que nosotros sólo el cielo’’

Y vi como sonreía con ese sombrero y me recordaba a todas esas canciones que me habían dado tantas veces la vuelta al corazón y le había imaginado de la mano con ese sombrero cantando a ojos huesudos, que llevaba un vestido esta vez desgastado de perseguirle esos ojos que la querían mucho más de lo que la quiso ayer.

‘’Nunca pensaste que los sueños demandarían tanto de los dos. Para sacarlos de su área de confort cualquier propuesta desmerece consideración’’. Porque cualquier propuesta seguramente no sea válida para salvarte de las cosas que te oprimen, esos sin perdón que no te deja de poder y de sentir y de apelar al cielo, si te apetece apelarlo, en el momento de la tregua de un valiente.

Y todo porque ojitos huesudos empieza a engordar, y a sentir, y empieza a abrazar el sol, y el vaquero de cabello ensortijado le abraza y le susurra al oído:

‘’Más alto que nosotros sólo el cielo’’

Guardando ases en la manga, mientras el presente se pega el festín de regalar un sol lleno de cosas que observar, y de aviones que coger, y de caminos que andar y de…¡necesito pararme a imaginar cómo será mirarte por primera ver con los ojos gorditos, ‘’porque no han visto nada todavía aún, lo mejor espera a la vuelta de la esquina!’’

Espero que al despertar me acuerde de estas cosas y de ti, vaquero que escribes relindas canciones para hacernos caminar y no morder el polvo, y no estrujar el corazón, sino esperar con esa paciencia y esas ganas constantes de meterme en tu cama, y tocarte los rizos.

‘’Y hay muchas cosas que preferirían no saber de ti y de mí, de ti y de mí, de ti y de mi’’ porque así somos más de todo y más de una vida, un misterio y una locura, que puede esconderse y ser natural, y puede despertarme el corazón del hospital palpitando sin cáncer o con él vencido por luchar con el tesón de un valiente de los de la época clásica, cuando se perdían batallas y se ganaban guerras.

‘’Más alto que nosotros sólo el cielo’’

‘’Más alto que nosotros sólo el cielo’’


(El mérito de este escrito se lo debo a la canción del nuevo disco ‘’Palosanto’’ de Bunbury,llamada de la misma forma que el título del texto. Me pareció una canción magnífica para hablar de cosas del corazón en una tarde de hospital, donde sin querer me di cuenta que podía curarme del mal del enfadarse con todo alrededor, simplemente por culpar a los demás, culpar porque sí, culpar y sólo culpar. Me di cuenta que perdonando aquello que llevaba escondido en el corazón, podría resolver una gran parte de mí y así fue. Por ello le doy las gracias a dicha canción y a su autor, y sobre todo a la vida que otra vez me hizo comprender. Para ustedes siempre.)