Habrán oído ustedes algo sobre esos dibujos
llamados mándalas, en los que uno pasa el tiempo dibujando y coloreando sin
pensar en nada más que en el momento presente. Quizá uno es menos consciente
del tiempo y se centre en el momento presente dándole forma al ser y al
sentimiento que las emociones se expresan a través de ellos.
Es una forma de
meditación utilizada en el budismo e hinduismo para liberar la espiritualidad. La
mente se vacía, sólo priman los colores, y parece como que se construye un lazo
entre el cuerpo y la mente, algo así como un amor infinito, que nos hace navegar
en un mar de descanso, ayudándonos a ser conscientes de nosotros mismos.
Descubrí los mándalas cuando mi mente comenzó
a abrirse y dejar paso a las nuevas ideas que podían ayudarme en el camino de
la curación. Así es como yo llamo a mi camino personal con proyecto incluido,
pues cuando el cuerpo sufre es porque la mente también lo hace. Llevaba desde el principio dejando
sangrar el cuerpo y el alma, pero nunca utilicé el don que una enfermedad así
puede darte para constituirte y hacerte no sólo más fuerte, sino más sabio.
Los mándalas me ayudaron a sentarme y
meditar, a dibujar mis emociones, a sonreír porque me recordaba, en algunos
momentos, en esa fase infantil donde los colores y los dibujos despuntan
nuestras ideas creativas y nos enseñan, de una manera infantil e inocente, qué
es lo que vemos y sentimos sin tapujos, desnudos ante la vida; porque así es
como se dibuja un mándala, y quizá cualquier cosa que hagamos en este mundo sea
así como debería hacerse; desnudo ante el universo, dejando entrar ese algo que
llevamos dentro en la energía que gira a nuestro alrededor para ser un poco más
o simplemente ser.
Por
ello me encanta hablar de amor, que quizá sea la palabra más bonita del mundo.
Por ello es cuestión de fe el que un enfermo de cáncer se cure, porque ustedes saben que esto es
posible. Recuerden aquello de ‘’si das amor lo recibirás triplicado’’, y esto
es una ley universal que no dicen las religiones, lo dice todo lo que nos rodea
y sino observen un poco a su alrededor, porque entre tanto odio e ira
televisiva, siempre hay una sonrisa cautivadora, una flor que te embelesa, una
canción que te cautiva, un algo que se pega a ti, porque así es el mundo, un
algo que eres tú;
Un mándala del corazón…