¡Qué curioso aquello de quererse a sí mismo!
Porque cuando te quieres, les quieres a todos y sabes
perdonar lo que nunca perdonaste y lo que no supieron ni grandes héroes en la
historia hacer. Y de ahí se nos cae la maga Circe, que de tanto amor espinado
como las rosas para defenderse, se detuvo en la muerte de una energía
universal, y dejó que su desdichada rabia le mantuviera en la orilla vacía de
un respirar sin más aire que el de una muerte apenas; ni siquiera digna. Y
desde lo lejos le vio marchar, y ¡sí!, hablo de ese Eneas que no es más que tú
diciendo adiós a lo que hay que dejar marchar, a lo que hay que perdonar y
aprender de la vida que te dice y que te cuenta lo mucho que por delante tienes
que contar. Pues le doy las gracias al mar aquel de sonrisas de la infancia
donde leía todo esto y donde encontré el paso de un unicornio, y no os
preocupéis porque sólo hablo de los sueños y hablo de cómo, a veces, el cáncer
me ayuda a querer ser más de mí y de ti a la vez, para aprender juntos y así
ayudarnos a respirar.
Cuando he sabido lo mucho que me quiero a mí misma,
cuando he sido mi madre, mi hermana, mi abuela, mi tía, mi amiga, mi amante, mi
profesora, mis mil cosas de ser…he aprendido un poco de algo que debería,
quizá, haber ya aprendido, un algo así que te cuenta todo el mundo y parece que
entre los ruidos y las cosas tan importantes que debemos hacer todos los días,
se quedan pequeñas y olvidadas, más allá de las cajas de pandoras o de las
cosas inexplicables que te encuentras de madrugada en los programas esos que
nadie ve porque los echan muy tarde y siempre hay que madrugar en la misma
hora.
Cuando abro los ojos y veo la plenitud de Roma,
recuerdo la felicidad y recuerdo que llevo tatuado en la muñeca ‘’Parole’’ y os
digo que después de mendigarle tanto amor a la materialidad quiero cuidar de ti
y aprender también. Porque la vida y ‘’el quererse a uno mismo’’ son la misma
cosa. Querernos hasta enamorarnos de cualquier pared y de cualquier cosa,
admirarnos como extraños y como amigos, sentirnos orgullosos de nuestros
triunfos como familia y amigos y perdonarnos, porque en ese cruce de miradas en
donde nos libramos de los guisos químicos, les ayudamos a que limpien más
rápido nuestras venas de lastres y dolores.
Llevo tres años caminando un cáncer de mama que se
retuerce, me vuelve loca, a veces, me duele y me hace estar triste, pero siempre
me brinda la oportunidad de hacer nuevos amigos, de deshacerme de lo que no
importa, de haber aprendido lo mucho que nos queda por hacer y por limpiar de
este mundo que se ha ensuciado un poco por ser egoístas. Al final es música y
poesía y al final es arte y humildad, es naturaleza e ir donde sea sabiendo
quien eres.
El cáncer es una enfermedad dura, desesperante, es
injusta, pero es mi presente y el presente de muchos a los que les diré que nunca
dejaré de admirar porque siempre tienen una sonrisa presente.
Ojalá esta lección esté presente en cada uno de nosotros...sabríamos apreciar lo que de verdad importa...la vida.
ResponderEliminarUn besazo pequeña!!!!!
A ver si nos vemos...:)
Natalia gracias por tu sonrisa y por ser testigo que a pesar de tu duro y desesperante presente, estas llena de belleza. Un beso.
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