'''Mi estrategia es
Que un día cualquiera
No sé cómo ni sé
Con qué pretexto
Por fin me necesites''
Mario Benedetti
Tenía una boca demasiado pequeña
para pronunciar las palabras más grandes, por eso, siempre que hablaba
pronunciaba las más pequeñitas y así el abecedario la había guardado en un
viejo rincón de la gramática convirtiéndola total en una letra sin sonido. Al
principio, estrechada y triste de tanta pequeñez, se preguntó por qué le había
tocado justo a ella tener el cometido de ser muda, pero es que, la vida es tan
así de retorcida a veces, y tan parecida y monótona a los días de televisión
seguidos, y así, también tan muda y tan pequeña, que parece que no hubo
historias que contar con palabras raras y pequeñas, o que no hubiera cosas muy
pequeñas que se llaman microrelatos, que cuentan historias en una frase.
A veces, es que no hace más falta
escribir grandísimos textos para decir lo que hay que decir. Luego, sino te
expresas bien, no te entienden lo que quieres decir y hasta a veces, te tachan
de sabelotodo, o una cosa peor, de nosabenada, porque como hablas tanto y dices
tan nada y tan poco.
‘’¿Cuántas
veces te has mirado al espejo desde la nariz?’’
Y una y otra vez tocando la punta del cristal
sin expresión, arrugando la comisura de los labios, porque además de tener la
boca demasiado pequeña, es que era un poco feúcha, todas alrededor tan altas y
tan esbeltas y bien formadas y ella que si tengo que ir el médico a que me
miren chichones, que si no tengo pelo porque soy una bombilla llena de bonitas
ideas, pero sin nadie que las de brillo.
‘’¡Vaya eso
es triste!, yo también tengo una bombilla sin pelo, pero no necesito a nadie
para que le de brillo a mis ideas, porque la principal idea soy yo’’
Así feúcha y un poco sin expresión en los
ojos, estaba muy cristalina y triste siempre, ‘’mi mudita’’, decía la vida; ‘’Mi mudita brillante y chiquitita que
cuando despierte será como una reinita y tendrá al mundo a sus pies, por
valentona y salerosa y porque, ¡qué bonita tiene la sonrisa mi linda mudita!’’
Para mi tío Angelín, David e Irene.
Tienen tus palabras una armonía y encanto muy particulares, realmente es grato leerte.
ResponderEliminarVendré por aquí de vez en cuando, mientras tanto te dejo un saludo desde mi orilla.