Hay personas que en estos días mantenemos
el cerebro activo, nuestra actividad física y cerebral se hace a través de un
pequeño hilo creativo que se cuela en la mente. Si lo midiéramos con un aparato
de estos que lo miden todo, habría en la pantalla de un televisor negro, una
rayita en color amarillo que tendría pequeños picos de esta actividad que serían
como las pequeñas montañas que dibujas en el cole.
No se escribe, ni se utiliza el
ordenador, tampoco se lee o se piensa claro. Este pequeño movimiento físico y
cerebral es todo producto de sueños que se caracterizan por estas siempre
ligados a los sillones, mientras las pupilas te abandonan unos segundos a la
vida, es un intentar descansar para que se pare el dolor, pero termina siendo
un dolor que no tiene descanso.
Así son los sueños los que te
mantienen vivo, porque los sueños se aferran a la vida dándole nuevas formas,
mostrando que no hay nada en contra de las ilusiones que se llevan dentro de
una mochila y hablan diferentes idiomas.
Digamos que la vida mantiene viva
la unión de espíritu y mundo, porque el mundo es nuestro cuando lo encaminamos
en procesión de su ritmo cercano. Si en algún momento del camino quisiéramos
morir en sintonía a la vida, seguramente lo haríamos, pero nuestro espíritu nos
mantendría intactos, como la fe y su ansia de aventura, de subir al último
peldaño de Machu Pichu y estar en comunión con la energía universal, para
acallar el dolor del cuerpo y acariciar las cuerdas vocales del espíritu.
El corazón es el órgano más
importante, junto con el cerebro; emociones y razón; para hablar de caminar, de
mochilas, de idiomas, de amores, de personas… los dos conforman un todo que se nos
hace desconocido cuando no nos damos cuenta que bombea nuestro cuerpo y
nuestras emociones, escribiendo nuestra novela, siendo nuestro director de
orquesta.
¿Por qué pensar en esto? Porque
las medicinas que tomo actúan en mi cuerpo como escudo del mal, como aquel
guiso que se toman las venas para curarte, pero sin el alimento de la mente,
sin la experiencia y la energía, seguramente no tendría ganas de abrigarme un
invierno más.
Por esto, y por lo bonito que
estará Madrid cuando llegue la primavera…
Quizás no todos los días sean buenos, pero siempre hay algo bueno todos los dias
ResponderEliminarleerte es entenderte quizá cuando se sabe de sobra que sin vivirlo podremos jamás hacerlo. Por eso quiero ir despacio porque mi yo se juega mucho a la hora de llenar los espacios de éste maravilloso blog.No quiero poner ni una sola coma mal puesta porque saberte es unos de los mejores premios que he tenido.
ResponderEliminarCharly sabes que estás más que a la altura, además podrás expulsar todo lo tóxico que lleves dentro. Tengo muchas ganas de que llegue el viernes!
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